climb to fly

En los últimos siete meses, el alpinista austriaco Max Berger ha estado entrenando para la expedición de su vida – llegar a la cima de Broad Peak y K2 sin botellas de oxígeno y descender en parapente de cada cima. A 8,611 metros, K2 es la segunda más alta y a menudo se le considera la cima de 8,000 m más difícil, y Broad Peak es la 12ª montaña más alta del mundo.

Nunca antes se ha hecho esta expedición, y por buena razón. Los elementos circundantes y los retos son increíbles y desafían a la muerte. Después de meses de entrenamiento de aclimatación en Austria, Max comenzó el ascenso al campamento base en Broad Peak. Ya en el campamento, la nieve en la ruta era más profunda de lo esperado, haciendo la excursión planeada extremadamente difícil. Como su equipo de apoyo no pudo llegar con antelación, los primeros días de Max se utilizaron para poner las tiendas y fijar las cuerdas. Eso no era parte del plan, pero es así como suceden las misiones.

Después de llegar a la cima de Broad Peak, Max siguió adelante con su mayor proeza – la cima del K2. Tuvo un buen presentimiento para las condiciones después de discutirlo con los equipos que ya estaban en la montaña, y sabía que tenía que elegir entre dos rutas. Max se decidió por la ruta más escarpada, directa y rápida, pero esto significaba menos personas. Con ráfagas de viento y nieve, la nieve era profunda y completamente virgen, y entre el campamento 2 y 3 tuvo que abrir un camino nuevo durante 700-800 metros en vertical. Con otra tormenta en camino, comenzó a cuestionarse su decisión.

"Tuve otra tormenta nocturna en el campamento 3, hubo mucha nieve y viento, y pensé en que no sería capaz de abrir un camino nuevo otra vez. Pensé, 'maldita sea'. Debí haberme ido por la otra ruta donde había más personas para trabajar juntos. Pero al final, pude abrirme camino del campamento 3 al 4, aunque fue bastante difícil. Estás inmerso en nieve que te llega hasta las rodillas, y a veces hasta la cadera, es agotador. Especialmente cuando estás entre los 7,000 - 8,000 metros”.

 “No fue un ascenso seguro. Estábamos hasta el pecho en la nieve, y era imposible abrirse camino. Y cuando tienes tanta nieve con una pendiente de 50 grados, el riesgo de avalancha es muy alto. Era bastante peligroso porque había una pendiente de 200 metros encima de ti y 40 personas debajo, por lo que si había una avalancha sabías que tendrías 40 víctimas. Estaba absolutamente claro que en ese momento no era posible llegar a la cima de la montaña”.

Max pasó meses entrenando para este momento, y cuando finalmente lo tenía frente a él, era inalcanzable. Estar preparado (o como se dice en inglés “dialed in”) significa ir más allá de los límites mentales y físicos, pero también significa entender a lo que te enfrentas y las decisiones necesarias que se tienen que tomar en ese instante. Y para Max eso significaba elegir volar desde el hombro del  K2 en vez de la cima, una decisión que no tomó a la ligera. Aún piensa en ello, pero no se arrepiente de su decisión.

“Si tuviese la oportunidad de elegir entre llegar a la cima o volar, volvería a elegir volar – fue realmente impresionante. Es un momento que quedará para siempre en mi memoria. Fui ahí con la idea de volar, pero estaba bastante seguro de que sería casi imposible debido al clima y al viento. Pero al final, tuve dos oportunidades para volar en condiciones perfectas, y nunca querría perderme esta experiencia de volar desde el hombro del K2. El vuelo desde Broad Peak ya había sido impresionante, pero el vuelo desde K2 fue simplemente increíble. Eran las 6 en punto, el sol estaba saliendo, y ahí estás tú a 8,000 metros, rodeado por otras cumbres de 8,000 metros. Te lanzas, y estás en el aire, rodeado por todas estas maravillosas montañas y paisaje. Estás volando en la frontera de Pakistán, China, India y por cumbres de 7-8000 metros. Es algo extraordinario”.